"Volver" de Los Chikos del Maíz: La Angustia de la Existencia y la Búsqueda de Sentido
"Miro al espejo y veo un muerto, un ser funesto
Que finge una sonrisa que yo no devuelvo."
La canción Volver de Los Chikos del Maíz es un retrato descarnado de la desesperanza, la desidia y la lucha constante contra una mente insobornable que no da tregua. A través de su letra, se abren grietas en el muro del estoicismo con el que muchos cargan, mostrando que, en un mundo que nos exige productividad y rendimiento, el agotamiento mental es una pandemia silenciosa.
En esta sociedad de la inmediatez, donde la ansiedad se disfraza de hiperactividad y la depresión se camufla en sonrisas de compromiso, Volver es una suerte de manifiesto para quienes alguna vez han sentido que, por más que lo intenten, la realidad no deja de ser una prisión invisible. Y si hay algo que Freud, Sartre y Nietzsche comprendieron bien, es que la conciencia de uno mismo es un arma de doble filo: nos hace humanos, pero también nos arroja a un abismo del que no siempre sabemos salir.
La sensación de desconexión con el mundo es un tema central en la canción. Es como si la realidad fuera un escenario inverosímil, una farsa de la que no podemos escapar. Platón, en el Mito de la Caverna, describía cómo los prisioneros encadenados solo ven sombras en la pared, creyendo que eso es todo lo que existe. En cierto modo, la mente de alguien con trastornos mentales funciona de manera similar: atrapada en su propia percepción de la realidad, sin poder salir de la cueva de sus pensamientos.
Para muchos, la ansiedad, la depresión o el TOC se convierten en una cárcel construida por la propia mente, un refugio que a la vez es un castigo. Querer salir de ahí implica enfrentarse a la luz de la realidad, algo que puede ser insoportable. Y ahí aparece la gran pregunta:
¿Qué ocurre cuando la realidad es tan angustiante que preferimos quedarnos en la cueva?
En la película Matrix, Morfeo le dice a Neo que puede tomar la pastilla azul y seguir viviendo en la ignorancia, o la roja y descubrir la verdad. Para alguien atrapado en un trastorno mental, no hay elección. La pastilla roja ya fue ingerida hace tiempo y la mente se ha convertido en un enemigo insobornable que no permite olvidar.
El Mito de la Caverna y la Angustia de la Realidad
Freud describió el conflicto constante entre el ello, el yo y el superyó. La mente humana, lejos de ser un refugio seguro, es una máquina que constantemente nos sabotea.
El ello quiere escapar, desaparecer, refugiarse en la cueva.
El superyó nos exige ser productivos, felices, funcionales.
El yo se queda en medio, atrapado, sin saber a quién obedecer.
En la canción, esta lucha interna es palpable. Volver describe la sensación de verse desde fuera, de no reconocerse, de sentir que el cuerpo sigue adelante mientras la mente se ha quedado atrás. Freud lo llamaría desdoblamiento psíquico, una forma de defensa ante el sufrimiento. Pero aquí surge otro dilema:
Si nuestra percepción de nosotros mismos está distorsionada por nuestra propia mente, ¿qué parte de esa realidad es auténtica?
Si un prisionero del mito de la caverna escapa y ve la luz, pero se siente más cómodo en la oscuridad, ¿debería volver a la cueva o seguir adelante aunque duela?
Freud y la Mente como Trampa
Jean-Paul Sartre hablaba de la angustia de la libertad. No hay un destino escrito, no hay un propósito predefinido, cada uno de nosotros tiene la responsabilidad de construir su propia vida.
Pero aquí está el problema: cuando vives con ansiedad, depresión o TOC, la libertad se siente como una condena. En Volver, la idea de escapar del propio pensamiento se vuelve central. Pero ¿cómo escapar de algo que está dentro de ti?
Sartre lo habría llamado "mala fe": la tendencia del ser humano a engañarse a sí mismo para evitar la angustia. Hacemos cosas por inercia, nos refugiamos en distracciones, nos convencemos de que estamos bien. Pero, tarde o temprano, la verdad nos alcanza.
¿Y si el problema no es la realidad, sino la manera en la que estamos obligados a vivir en ella?
Sartre y la Libertad como Condena
Friedrich Nietzsche hablaba del nihilismo, el momento en el que nos damos cuenta de que la vida no tiene un propósito inherente. En ese vacío, solo hay dos opciones: sumirse en la desesperación o crear nuestro propio sentido.
Uno de los versos de la canción dice:
"La obsesión por tener el control
Me hizo esclavo del reloj, tuve pánico a cualquier error."
Aquí hay una lucha clara entre el deseo de control y la imposibilidad de alcanzarlo. Nietzsche nos diría que esa lucha es innecesaria, porque no hay un orden predefinido que tengamos que seguir. La sociedad nos impone un camino, pero podemos construir el nuestro, aunque no encaje en lo que se espera de nosotros.
¿Y si la única forma de escapar de la cueva es dejar de buscar la salida y, en su lugar, prender una luz dentro de ella?
Nietzsche y la Búsqueda de Sentido
El mundo está lleno de libros de autoayuda que prometen soluciones milagrosas: "Cambia tu mentalidad", "Piensa en positivo", "Encuentra tu propósito". Pero la verdad es que cuando estás hundido en el barro, lo último que necesitas es que te digan que corras más rápido.
Aquí no hay fórmulas mágicas. Pero sí hay algo que podemos hacer:
🔹 Aceptar que la angustia es parte de la vida (Sartre): No podemos eliminarla, pero podemos aprender a no huir de ella.
🔹 No darle tanto poder a la mente (Freud): No todo lo que pensamos es verdad. A veces, la mente nos engaña más que la realidad misma.
🔹 Dejar de buscar sentido en lo externo (Nietzsche): No hay una meta universal, no hay un camino correcto. Cada uno debe construir el suyo sin pedir permiso.
🔹 Romper con la alienación (Fromm): En un mundo que nos exige estar siempre bien, atreverte a decir que no lo estás ya es un acto de resistencia.
La Salida: Sin Autoayuda, Pero con Reflexión
"Volver" de Los Chikos del Maíz no es una canción sobre regresar al pasado, sino sobre enfrentar el presente sin máscaras. Es un reflejo de la lucha interna entre el deseo de desaparecer y la necesidad de seguir adelante, una batalla que muchas personas libran cada día.
No hay respuestas fáciles. Pero tal vez la clave no sea encontrar la salida, sino aprender a vivir con la incertidumbre y la contradicción.
En el fondo, tal vez el problema nunca fue la cueva, sino el miedo a la luz.