Joker y La Náusea de Sartre: Entre el Horror de Existir y la Rebelión Contra el Absurdo

La sensación de que todo es incoherente, frío y carente de sentido recorre las páginas de La Náusea de Jean-Paul Sartre y también cada escena de Joker de 2019. Ambas obras plantean preguntas profundas sobre la existencia: ¿qué pasa cuando el mundo se vuelve irreconocible? ¿Cómo reaccionamos ante la indiferencia y el sinsentido? ¿Nos resignamos o explotamos?

La historia de Antoine Roquentin, protagonista de La Náusea, y la de Arthur Fleck, el hombre que se convierte en el Joker, no están tan lejos una de la otra. Ambos experimentan el peso insoportable de existir, pero cada uno elige un camino diferente para enfrentarlo. Roquentin, atrapado en su lucidez extrema, acepta la absurda realidad del mundo sin intentar cambiarla. Joker, en cambio, se entrega a la destrucción como única forma de afirmación. Dos respuestas al mismo problema: la náusea de estar vivo en un mundo que no nos necesita.

La existencia como un espejo vacío

"Mi existencia comenzaba a asombrarme seriamente. ¿No sería yo una simple apariencia?"

Arthur Fleck, igual que Roquentin, experimenta un momento en el que su propia existencia le parece extraña. Siente que no pertenece a ninguna parte, que no es más que una sombra en una sociedad que lo ignora. En varias escenas de Joker, se observa a Arthur mirándose al espejo, ensayando sonrisas, intentando dar forma a una identidad que se le escapa.

En Sartre, la existencia no tiene esencia previa: somos lo que hacemos. Pero ¿qué ocurre cuando alguien no puede hacer nada que importe? Joker y Roquentin se enfrentan a esa pregunta.

🔹¿Somos lo que hacemos, o solo lo que los demás ven en nosotros?

El horror de existir sin propósito

"Yo soy mi pensamiento, por eso no puedo detenerme. Existo porque pienso y no puedo dejar de pensar. En este mismo momento - es atroz - si existo es porque me horroriza existir."

Arthur Fleck vive con un pensamiento constante: su vida no tiene sentido. Cada día es un intento fallido de encajar en un mundo que lo rechaza. Su risa incontrolable es su condena: en lugar de permitirle ser aceptado, lo convierte en un paria.

En Sartre, la conciencia de la propia existencia puede ser una maldición. Roquentin experimenta episodios donde se siente asfixiado por la realidad misma, como si todo lo que antes tenía sentido se desmoronara ante sus ojos. Arthur pasa por lo mismo cuando, poco a poco, comprende que la felicidad que buscaba nunca llegará.

🔹 ¿Qué pasa cuando la única certeza que tenemos es que existimos, pero sin propósito?

Alienación y rechazo: El otro es el infierno

M. De Rollebon era mi socio: él me necesitaba para ser, y yo lo necesitaba para no sentir mi ser."

Arthur Fleck y Antoine Roquentin buscan en los demás algo que los valide, pero nunca lo encuentran. Sartre plantea que el ser humano necesita a los otros para existir, pero esta relación es un callejón sin salida: dependemos de los demás, pero los demás nos reducen a su propia visión de lo que debemos ser.

Arthur quiere ser reconocido como comediante. Quiere ser amado por su madre. Quiere ser aceptado en la sociedad. Pero la sociedad lo golpea, lo insulta, lo desprecia. Y cuando finalmente deja de esperar algo de los demás, se convierte en el Joker. Su transformación es su liberación, pero también su condena.

🔹 ¿Somos algo sin los demás, o solo existimos cuando alguien nos mira?

El absurdo de la vida cotidiana y el peligro de la rutina

"Los hábitos no están muertos, continúan afanándose, tejiendo muy despacio, insidiosamente sus tramas; me lavan, me secan, me visten…"

En una de las escenas más reveladoras de La Náusea, Roquentin observa a la gente salir de sus oficinas, caminar con expresión satisfecha, creyendo que su vida tiene un orden inmutable. No se dan cuenta del absurdo en el que viven, porque los hábitos los han domesticado.

Arthur Fleck trabaja en un empleo miserable, cuida de su madre, intenta ser amable. Su vida es un ciclo repetitivo de humillaciones diarias. Pero un día, como Roquentin, deja de engañarse. Ve la falsedad del sistema, se da cuenta de que no hay nada sólido. Pero a diferencia de Roquentin, él decide romper con la rutina a través del caos.

🔹 ¿Es peor vivir engañado o aceptar la verdad aunque sea insoportable?

La búsqueda de un momento perfecto: Sartre y la última conversación con Anny

Hacia el final de La Náusea, Roquentin se encuentra con Anny, una mujer con la que compartió una relación en el pasado. Hablan sobre la imposibilidad de alcanzar momentos perfectos, esos instantes donde todo encaja, pero que nunca llegan.

Arthur Fleck también busca su “momento perfecto”: su gran presentación como comediante, el reconocimiento de su ídolo (Murray Franklin), el amor de su madre. Pero cuando descubre que todo era una ilusión, pierde toda esperanza. En la escena final del programa de televisión, cuando dispara a Murray, Arthur está creando su momento perfecto, pero en su versión más perversa.

🔹 ¿Es el Joker una versión extrema de Roquentin? ¿Qué pasa cuando la imposibilidad de encontrar sentido se convierte en rabia?

La rebelión final: La sumisión es pereza

"Sé que la sumisión es pereza, sé que no tiene leyes… lo que ellos toman por constancia, solo tiene hábitos y puede cambiarlos mañana."

Roquentin, al final de La Náusea, no se somete. Acepta el absurdo del mundo y decide continuar, sin esperar nada de él. Arthur Fleck, en cambio, decide romperlo todo. Mientras Roquentin encuentra en la aceptación un tipo de libertad, Arthur encuentra en el caos su forma de liberación.

🔹 ¿Nos resignamos a la náusea de existir o nos rebelamos? Y si nos rebelamos, ¿cómo evitamos convertirnos en monstruos?

Conclusión: Joker y Sartre en un mundo sin sentido

El Joker de Joaquin Phoenix es la versión desesperada y violenta de la náusea sartreana. Ambos personajes sienten el peso insoportable de existir, pero eligen caminos distintos. Uno sigue adelante con resignación, el otro decide quemarlo todo.

La pregunta que queda es: en un mundo sin sentido, donde la alienación crece y la sociedad expulsa a quienes no encajan… cuántos Jokers estamos creando?